lunes, 9 de noviembre de 2009

Ojalá que llueva café en el campo.... NUNCA MÁS

Estando yo este fin de semana en Fuente de la Rosa con los Scouts, rodeados de viento y tierra por todos los flancos, nos encontrábamos refugiados en el comedor a mediodía para hacer lo que se suele hacer en estos espacios.

Una vez finalizada la comida nos fuimos a intercambiar impresiones en la cocina ajenos al peligro que se nos avecinaba. Agazapado sobre un fogón encendido se hayaba el diablo en persona en forma de cafetera sin filtro. De alguna forma había conseguido que la persona que lo puso no se percatara de su inexistencia y se mofaba silenciosamente de nosotros mientras la catástrofe se avecinaba.

Fue cuando estaba enzarzado en una interesante conversación cuando ocurrió todo. De pronto se oye un ruido metálico, y a la vez que veo que la cara de mi compañero se llena de manchas marrones noto que algo salpica mi pelo.

Al girarme vi una cafetera abierta que había regado con café calentito toda la cocina y a los que en ella estábamos.


A parte de este incidente el campamento fue bastante bien: me disfrace de asesino de la cuchara, me encontré el legendario bastón de Yoda y enseñamos a los chavales a no perderse por la montaña. Algunos lo entendieron lo cual no es mal principio.

Bueno amigos, hasta la próxima!!